Iglesia Católica

El Arzobispado de San Juan pidió en dos ocasiones -en noviembre de 2006 y enero de 2007- a los líderes de la Misión de la Virgen del Pozo que desistieran de sus prácticas secretas y disolvieran el movimiento, que se formó hace unas cuatro décadas.

También lleva años denunciando públicamente las doctrinas extrañas de este movimiento proscrito por la Conferencia Episcopal Puertorriqueña a finales de la década del 80, señaló ayer el padre Carlos Pérez, párroco en la Parroquia Santa Rosa de Lima en Río Piedras. “Se les leyeron las acusaciones (que hicieron los ex miembros del movimiento) y la carta que se iba a publicar a los fieles y se les requería desistir de continuar promoviendo este movimiento sin aprobación eclesial”, afirmó Pérez, encargado por el Arzobispado de San Juan de investigar La Misión.

La última advertencia se realizó en enero de este año, luego que el Vaticano volvió a rechazar la petición del movimiento para revisar la decisión de Conferencia Episcopal de no reconocer su legitimidad.

Los líderes de la Iglesia Católica además iniciaron, en varias ocasiones, un “diálogo” con el liderato del movimiento para intentar “encauzar su fe”.

En torno a las personas que todavía visitan el lugar donde supuestamente apareció la Virgen María en el 1953, Pérez indicó que una cosa es llegar al lugar por su devoción a la Virgen y otra es formar parte de este movimiento, que según sus cálculos sólo cuenta con unos 250 miembros. “Evidentemente lo hacen de manera espontánea porque quieren relacionarse con María”, apuntó. Pidió a los seguidores de estos movimientos cautela y recomendar estar pendiente a algunas señales para evitar situaciones humillantes y agresiones sexuales como las que narran los ex miembros de este movimiento.

Indicó que debe causar alarma cualquier movimiento religioso que requiera acciones que degraden la dignidad humana como la mortificación.